Llega la raya, llega el verano

La ví y me enamoré. Os pongo en situación, mi tienda de telas al peso donde busco rarezas y veo una pieza enorme de tela de rayas en rojo, azul y blanco, no lo pude evitar, como tantas veces, me la llevé y esperé a encontrar el diseño que quería para ella.

Es un algodón muy fresco, pero un poco pesado y con tendencia a tomar formas no deseadas (pingar), así que esperé.

Casi dos años estuvo la tela en el armario desde que la compré hasta dar con el diseño que quería. Era perfecta para un vestido de rayas, muy de verano y playero.

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El que sale en primer plano me encajó perfectamente, así podría hacer un juego de simetrías con las rayas, así que….. manos a la obra.

Corté el cuerpo y fuí casando las rayas lo más exactamente posible. El único «pero» lo tuve con las pinzas, pero lo sacrifiqué por el efecto óptico del conjunto.

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Una vez terminado el cuerpo llegó, lo que fue para mí, la decisión más difícil, la dirección de las rayas de la falda.

Quería seguir un modelo de la época, y me puse a buscar por la red y lo más parecido que encontré fueron estos dos modelos.

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Cada uno de los modelos las tenía en diferente dirección. Sólo me quedaba guiarme por mi instinto y mirar cómo me gustaba más.

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Sí tenía claro que lo quería en tablas. El patrón venía para hacer la falda fruncida, pero yo quería ponerle mucho vuelo y, además, la tela al ser un poco basta, si la fruncía me quedaba demasiado bulto en la cintura, y con las tablas afinaría más el corte. Luego, al verla presentada, vi que se ampliaba el efecto óptico de la raya y me gustó más aún.

El efecto de la raya vertical me gustaba mucho más. Le da mucho más movimiento a la prenda y conjugaba con la parte de arriba. Pero yo quería romper con lo esperado, y me decidí por la horizontal (para ser sincera, hice una pequeña encuesta entre mi familia).

Resultado, un vestido muuuuyyyy ponible,admite tanto esparto como zapato de tacón, fresco, cómodo, aunque debo reconocer que, por el tipo de tela, pesa un poco y, aunque no es de mucho arrugar, cuesta un poco asentarlo.

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Opté por no hacerle el fajín, total, siempre estoy a tiempo. Me gusta más con un cinturón que ajuste bien, sin pasarse, que con el detalle de la raya en «V» cualquier detalle te lo amplifica.

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Veo que estiliza bastante y tiene ese aire cincuentón que tanto me gusta, de echo, el patrón es del año 1957, pero ya sabéis que a mí siempre me gusta darle «mi toque».

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Para mi sorpresa, hace sólo un par de meses, me encontré en la red una fotografía de la época donde aparece un vestido de corte idéntico y también de rayas. Juzgad vosotr@s mism@s, ¡ya lo podía haber encontrado antes!, me gusta guiarme por mi instinto.

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L.X.